jueves, 17 de febrero de 2011

La película más violenta que existe

¿"La matanza de Texas"? ¿"La naranja mecánica"? ¿"Ichi the Killer"? ¿"Reservoir dogs"? ¿"Holocausto canibal"? Eso no son películas violentas. Si las comparamos con "Secretos de un matrimonio", de ingmar Bergman, son los "Teletubbies". Qué digo los "Teletubbies", son los "Teletubbies" que ven los teletubbies cuando fichan después de rodar cada capítulo y llegan a sus absurdas casas de colores para encender la tvtubbie y se sientan a la mesa para cenar su asquerosa tubbipapilla rosada con tubbitostadas.

Pongámonos en situación: somos dos matrimonios pasando la noche en casa de una de las dos parejas. La cosa empieza bien, la cena es deliciosa y la conversación agradable. Sin embargo, uno de los dos matrimonios está en plena crisis, o mejor dicho, en pleno crack, lo que acaba manifestándose de un modo tal que aquello parece una corrida de toros. Así, el primer tercio, el de varas, comienza con pequeñas puyitas que se confunden con bromas mordaces, algunas tienen hasta gracia y todo, otras, en cambio, son hirientes tanto para los consortes en reseción como para el respetable -el otro matrimonio-. Casi sin darnos cuenta, entre copa y copa, llegamos a los postres, donde se abre el segundo tercio, el de banderillas. Aquí los cónyuges se adornan colocando unas palabras-arpón que avivan sus respectivos ingenios para la ofensa hasta el límite de su creatividad y mala leche. El matrimonio anfitrión, que es la autoridad de los festejos, trata de interrumpir la lidia conduciendo a los matadores al salón para tomar el café. Lejos de conseguir calmar el ímpetu torero de los esposos, los anfitriones cambian, sin querer, al tercer tercio, el de matar. Allí, en la arena del salón, frente a una mesita desbordada por un juego de café y unas copas de licor, marido y mujer muestran su maestría con la muleta, y entre naturales: <<August Strindberg dijo una vez -cita el marido mientras mira con aire indiferente la copa que sostiene con la mano izquierda-: "no creo que pueda haber algo más horrible que un marido y una esposa que se odien entre sí">>, y derechazos: <<Escúchame bien, Peter -le dice la esposa a su marido con la voz cargada de odio-, estoy tan harta de ti, me das tanto asco, quiero decir físicamente, que sería capaz de pagar a cualquier hombre sólo por librarme de tu contacto>>, el matrimonio es anulado y espera, con las patas delanteras bien cuadradas, la estocada que seccione su aorta... ¡y esto sólo son los primeros veinte minutos de una película que dura ciento sesenta y ocho!

Nada hay más violento en el universo material que la explosión de una estrella, y nada más violento en el universo de las emociones que la explosión de un matrimonio. Si, además, escenificamos la detonación con una liturgia similar a la del espectáculo más violento que se puede ver en el mundo civilizado, obtenemos la película más violenta que existe: "Secretos de un matrimonio".


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